jueves, 13 de noviembre de 2014

Suicidio o arrugas infinitas en camisetas viejas

Para unas escritoras tan vivas que no tuvieron más remedio que morir.

            






Persiana rota.
Miro cómo cae sin moverse.
Hoy caminé y vi una cuerda trenzada que colgaba del árbol de mi calle.
Una soga.
Después rectifiqué: un columpio.





Cito una frase que me gusta mucho de Rilke: Temo que si me quitan mis demonios se puedan morir mis ángeles.

No hay comentarios:

Publicar un comentario