lunes, 22 de diciembre de 2014

Los kakapos

Los loros nocturnos, más conocidos como kakapos, perdieron la capacidad de volar porque no tenían depredadores. Ahora están en peligro de extinción porque algunos animales han acabado con ellos. A veces pienso que somos como ellos, que no necesitamos volar con alas, que de alguna manera estamos condenados, pero con el fin de huir de nuestros depredadores y de todo, debemos buscar, creer, escribir. Son otras formas de volar, de no morir.



martes, 16 de diciembre de 2014

Tempo


Para creer en la eternidad de los minutos
el cuerpo entero se hace trozos de carne
y, al cortar, el cuchillo reproduce cada sombra.

Parece extraño, en cambio,
que los minutos puedan pasar inadvertidos
cuando el humo a través del cielo y de las casas
desde los pulmones llegue al corazón.



sábado, 13 de diciembre de 2014

Tus palabras

Comparar la Navidad con tu sonrisa parece lo más usual, ambas esperan el calor de las llamadas.
Pienso en el privilegio de acompañarte, de elegir hacerlo y que sonrías. Pienso en todos los que te sonríen, afortunados por encontrarte. En tus manos el esfuerzo de una familia, en tus ojos el sol que brilla como en cristales de ventanas. De tu ropa me gusta la madera y la calma, las siete de la mañana, las cuatro de la tarde y las ocho de la noche.

Al recibirme, tu casa es la niñez en mis ojos cansados, y el paraguas de la entrada la curiosidad de verte como si no te conociera debajo de él. Juego a esconderme porque sabes dónde estoy, siempre bajo el mantel de la mesa del comedor, esa tela para el invierno. Me divierto escondiéndome, creo que es el pensar qué estás haciendo, si estás pensando en mí; o volver a verte la cara como la primera vez que no recuerdo. El agua de la cocina deja salir los secretos que me ocultas y que solo se desvelan con magia. Por las mañanas la casa es demasiado grande y lo que conoces es deslumbrado solo por la luz. Solo es un reflejo de alguien que ha pasado.

Que me cuentes tus historias, para qué. No quiero que hables sobre mí como quien habla de una historia, de un día o una casualidad que se echó a perder por avatares del destino en el que no crees. Soy alguien que quería jugar para verte sonreír. Somos quien queremos pero somos, un suspiro de agotamiento que entra por la boca hasta llenarnos. Si no fuera por ti no creería en el milagro de los sonidos de las puertas ni en el milagro de las palabras. Con tus palabras no solo me cuentas historias, no solo consigues que un día de trabajo con tus manos y las cuerdas sea una perfecta composición. Viví un día contigo y cuando salimos al jardín me enseñaste a plantar un árbol y me hablaste sobre las semillas. Vi que en tu jardín había algunas flores y cactus fuertes y secos y plantas que necesitaban mucha agua. Les dabas de beber. El jardín y tus plantas, la paciencia, el cambio. Te comprendo y me comprendes. Me haces creer. Si algún día me piensas como una historia, que sea de las que recuerdas cada día, una historia con la que aprendas, una historia en la que estés conmigo.

lunes, 8 de diciembre de 2014

Cinco grados

Fui a la cocina y saqué una tostada del plástico en el que se encontraba,
le dibujé un garabato de aceite y la coloqué en el plato. 

Lo llevé cuidadosamente hasta la mesa de madera.
Me senté en la silla de madera, justo delante del plato.
Lo contemplé.
La luz intentaba comerse el pan. 
El aceite intentaba comerse el pan. 

Lancé una mirada hacia la televisión y saludé al hombre del tiempo.
Cuánto tiempo hacía que no nos veíamos. 
La temperatura máxima será de cinco grados, dijo.
De cinco grados de lágrimas. 

domingo, 7 de diciembre de 2014

Cuando no hay más salidas que las paredes o la ventana

Era una mañana de diciembre
Moví los pies debajo de las sábanas
Arrastré los pies sobre las baldosas
Bebí (una bebida)
Comí (una comida)
Me comprimieron los cuadrados
La ropa se deshizo de mí
Llovieron hojas secas desde el balcón del tercer piso
Las agujas movieron las avenidas
Las sombras cambiaron su posición en los cuadrados
El tiempo me pensó si lo pensé
Afuera copos de nieve
Tormentas de arena
Corrientes de aire
Ríos de agua.

La vida vertical



Las horas caen
verticalmente
como trenes en infinitas espirales
o carreteras.

Todo es recto
como el hielo.
Pero el fuego es ovalado
y la sangre fluye.

Antes podía sumergirme sin perder
la orilla o el horizonte.
Era niña e íbamos a la playa.

Ahora no hago más que hundirme
en el cielo o las rocas.
Pero nunca en el agua:
es recta y azul.
El fuego es rojo o naranja.

Si duermo cerca de las llamas
vuelvo al hambre
muerto, el tiempo
no puede escapar
ni volver.

viernes, 5 de diciembre de 2014

Creer o no creer




No ser ciega
pensar que coser ya no se lleva
dormir para morir

no guardar botellas vacías
no poder llenarlas

no escribir cartas
no poder entregarlas

el comprender como pérdida
el movimiento cíclico
la pasividad activa de resortes invisibles
tu actividad pasiva.








lunes, 1 de diciembre de 2014

Por las noches dormir es lo más simple

Quiero guiarte, me dices.
Silencio.

Hay muchos caminos y yo he elegido el mío.
Miro la puerta como si no la conociera.
¿Qué habrá al otro lado?
Horas que no pasan invencibles
poder usar
solo cerillas
zapatos de tela
agua y jabón.

El agua y la cocina tan podridas
por ver a su vecino en la sombra
frío y sucio,

el lugar donde se guarda la fregona
no se limpia.

El hogar
un tenue temblor que nos sostiene
el tiempo,
el silbar del viento.