jueves, 20 de agosto de 2015

La culpa

La luz, transparente pliegue girado en ruedas de vuelos y pasos
encajados, se torna piel de la noche. Morir o dormir: es tu decisión 
la opacidad del cielo, la claridad de mal, la existencia lacrimosa de Dios.
¿Quién dice que a él le importe la culpa? No se preocupa por el tiempo
ni por el efímero ligue de una noche. Sin poder evitarlo, rezo,
porque es mi culpa no creer y es mi culpa ser libre.
No es culpa de Dios la horrible tragedia de la humanidad sin culpa,
por no creer o creer demasiado, por reducir el mundo al bien o al mal,
la única respuesta: esas dos malditas calles con el mismo nombre.


martes, 4 de agosto de 2015

La pesadilla de los insomnes


El verano nubla la villa
sangrienta de copas llenas,
en la calle hay versos poseídos
volando detrás de los vapores.

Donde las sombras no beben
licores lascivos e impúdicos,
los tambores celebran el mal
del Satán que los posee.

Es hora de abrir puertas,
preparar brebajes ácidos,
en la olla cocer ojos, del día
trocear sus nubes con sus cielos.






La poesía se urde como un plan siniestro...