lunes, 8 de diciembre de 2014

Cinco grados

Fui a la cocina y saqué una tostada del plástico en el que se encontraba,
le dibujé un garabato de aceite y la coloqué en el plato. 

Lo llevé cuidadosamente hasta la mesa de madera.
Me senté en la silla de madera, justo delante del plato.
Lo contemplé.
La luz intentaba comerse el pan. 
El aceite intentaba comerse el pan. 

Lancé una mirada hacia la televisión y saludé al hombre del tiempo.
Cuánto tiempo hacía que no nos veíamos. 
La temperatura máxima será de cinco grados, dijo.
De cinco grados de lágrimas. 

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